• La heredera al trono español alcanza el ecuador de la 97.ª travesía del buque escuela Juan Sebastián de Elcano, consolidándose como una más entre los guardiamarinas, en una experiencia que combina formación naval, exigencia física y compromiso con la Armada.

A bordo del legendario buque escuela Juan Sebastián de Elcano, la princesa Leonor de Borbón vive una etapa decisiva de su formación militar y personal. En plena travesía del océano Pacífico y con el horizonte puesto en el puerto de El Callao, Perú, la Casa Real ha compartido nuevas imágenes de la Princesa de Asturias inmersa en la rutina del barco, evidenciando una entrega absoluta a los valores de la Armada: disciplina, esfuerzo, compañerismo y amor por el deber.

El viaje, que comenzó el pasado 11 de enero en Cádiz, marca el ecuador de una ruta de seis meses que ya ha llevado a Leonor y sus 75 compañeros —67 hombres y 9 mujeres— por Brasil, Uruguay y Chile. A bordo, se forja el carácter de los futuros oficiales navales en jornadas que comienzan antes del amanecer con entrenamientos físicos y maniobras complejas, y que se extienden hasta el anochecer con clases teóricas, tareas de mantenimiento y trabajo en cubierta.

Las nuevas fotografías muestran a la princesa como una alumna más: con mono rojo sobre la red de proa, empuñando el sextante, trepando los palos para aferrar velas o exponiendo sus trabajos en clase. En el vídeo compartido por la institución, se la observa izando velas, organizando cuerdas con precisión y firmeza, y participando en las formaciones con sus compañeros, quienes juntos pronunciaron su juramento de respeto y orgullo por su condición de guardiamarinas.

Atrás quedan los rumores y flashes que captaron su figura durante la escala en Uruguay, donde se filtraron imágenes en traje de baño que recordaron inevitablemente a aquellas de su padre, el entonces príncipe Felipe, retratado en Río de Janeiro durante su propia travesía en 1987. Hoy, como entonces, el objetivo va más allá de la anécdota: se trata de una vivencia que moldea líderes, promueve el conocimiento del mundo y forja la identidad de quienes están llamados a servir a España.

Leonor de Borbón, en esta fase de su carrera militar, se aleja del protocolo palaciego y se adentra en el rigor de la vida en altamar. Su paso por el Juan Sebastián de Elcano representa no solo una tradición dentro de la formación castrense de la familia real, sino también un mensaje claro de compromiso institucional. Como lo hiciera su padre, la heredera del trono se somete al mismo ritmo, a las mismas normas y al mismo esfuerzo que el resto de los futuros oficiales.

La ruta que sigue el buque tras su parada en Perú incluye escalas en Panamá, Colombia, República Dominicana y Nueva York. En esta última ciudad, la princesa desembarcará temporalmente para continuar un mes de formación a bordo de una fragata española, antes de reunirse nuevamente con sus compañeros en Gijón, el 7 de julio, para completar el tramo final del periplo, con destino a la Escuela Naval Militar en Marín y regreso definitivo a Cádiz.

El Juan Sebastián de Elcano, con sus velas desplegadas al viento y su historia de honor y aprendizaje, es el escenario perfecto para que la princesa Leonor asuma uno de los retos más exigentes de su joven vida. Porque más allá de la sangre azul, lo que hoy se impone es el rojo del mono de faena, el blanco de las velas tensadas y el azul profundo de un océano que moldea, en cada ola, el temple de una futura reina.

Fuente: Fotos de la Casa de S.M. el Rey