En un evento que parecía sacado de una novela de ciencia ficción, la cantante Katy Perry se convirtió este lunes en una de las protagonistas de un momento histórico: el primer vuelo espacial suborbital con una tripulación compuesta exclusivamente por mujeres en la historia de Estados Unidos. A bordo del cohete New Shepard, propiedad de Blue Origin —la empresa fundada por Jeff Bezos—, la artista californiana surcó los cielos junto a cinco mujeres excepcionales, en una misión que fusionó tecnología, inspiración y empoderamiento femenino en una coreografía perfecta de ciencia y emoción.

Un despegue hacia el futuro

El cielo texano fue testigo del lanzamiento a las 8:30 a. m., hora local. Desde el oeste del estado, el cohete se elevó con precisión milimétrica, cruzando la Línea de Kármán —frontera simbólica del espacio— y alcanzando los 105 kilómetros de altitud. Durante los escasos pero inolvidables minutos de ingravidez, las pasajeras pudieron flotar libremente en la cápsula, contemplar la curvatura de la Tierra y vivir en carne propia lo que hasta hace poco era privilegio de astronautas profesionales.

Tras once minutos de travesía, la cápsula descendió suavemente sobre el árido desierto gracias a un sistema de paracaídas y retrocohetes, completando así una experiencia que, aunque breve en duración, fue inmensamente trascendente en su significado.

Una tripulación de estrellas

Junto a Perry viajaron Lauren Sánchez, periodista y pareja de Bezos; la destacada periodista Gayle King; la ingeniera y ex científica de la NASA Aisha Bowe; la activista y astrofísica Amanda Nguyen; y la cineasta Kerianne Flynn. Seis mujeres que, desde distintas disciplinas, encarnan la tenacidad, la inteligencia y la diversidad que definen a la nueva era del turismo espacial.

La propia Perry expresó antes del viaje que lo hacía “por su hija Daisy”, fruto de su relación con el actor Orlando Bloom. “Quiero que crezca sabiendo que no hay límites para sus sueños”, declaró a la revista Elle. Y añadió con emoción que, durante el entrenamiento, se sorprendió al descubrir que la cápsula que la llevaría al espacio se llamaba “Tortuga”, decorada con “plumas”: los apodos cariñosos que sus padres usan para referirse a ella. “No hay coincidencias”, reflexionó en sus redes, “solo señales de que hay algo más grande que nosotros guiando el camino”.

Más allá del espectáculo

La imagen de Katy Perry, flotando en ingravidez con una sonrisa radiante, recorre ya el mundo como símbolo de una nueva etapa en la exploración espacial: más inclusiva, accesible y emocional. Porque este viaje no fue solamente una hazaña tecnológica. Fue una declaración de principios. Un mensaje claro de que el espacio también es territorio femenino.

El hecho de que una figura del calibre de Perry —conocida mundialmente por himnos como Firework y Roar— encabece esta misión, no solo cautiva al público, sino que también amplifica el impacto mediático de Blue Origin en su cruzada por democratizar el acceso al cosmos.

Y aunque la compañía mantiene en reserva los costos de este tipo de travesías, está claro que el propósito va más allá del entretenimiento: inspirar, educar y allanar el camino para que en un futuro no muy lejano, más personas —sin importar su género— puedan contemplar la Tierra desde las estrellas.

Entre rivalidades y conquistas

El vuelo se suma a las once misiones tripuladas que ha realizado Blue Origin, y llega en un momento clave en la carrera por el turismo espacial. Mientras Virgin Galactic y SpaceX continúan desarrollando sus propias ofertas para conquistar la órbita y más allá, la firma de Bezos consolida su posición con un enfoque marcado por la seguridad, la innovación... y, ahora, por una poderosa narrativa femenina.

Y en tierra, entre los testigos del lanzamiento, no faltaron figuras de alto perfil. Oprah Winfrey, amiga cercana de Gayle King, estuvo presente para ver partir a su confidente rumbo a las estrellas, añadiendo un matiz íntimo y emocional a una jornada ya de por sí histórica.

Un momento para la eternidad

Con este vuelo, Katy Perry no solo escribió una página personal inolvidable. También ayudó a reescribir los capítulos de la historia espacial con tinta femenina, valiente y luminosa. Un viaje de apenas once minutos que, sin embargo, dejó una estela imborrable en el firmamento de la inspiración humana.

Porque cuando la música, la ciencia y el coraje se dan la mano, hasta el universo parece quedar a nuestro alcance.